Impacto del teletrabajo en las mujeres

La crisis generada por el COVID-19 ha sacado a la luz las grandes dificultades de conciliación que tienen las familias y que, como consecuencia de los roles sociales adjudicados a mujeres y hombres, sufren en mayor medida las mujeres.

La implementación forzada del teletrabajo 

El teletrabajo ha sido la gran apuesta del gobierno y las empresas para poder seguir trabajando y dando servicio a los clientes. Antes de la crisis del COVID-19, solo un 5% de las personas que podían teletrabajar lo hacían. En ese sentido, las empresas no estaban preparadas para cubrir todas las necesidades que el teletrabajo puede ocasionar.

La implementación masiva del teletrabajo a marchas forzadas ha ocasionado muchas dificultades a las personas trabajadoras, que se han encontrado encerradas en casa con sus familias y habiendo de cumplir con sus obligaciones laborales y familiares de manera simultánea.

¿Cómo ha afectado el teletrabajo a las mujeres?

El teletrabajo como herramienta de conciliación ha sido motivo de estudio desde la perspectiva feminista desde principios de los 2000’s, y si bien es cierto que puede ayudar a mejorar la distribución de los tiempos de vida de las personas, también puede ser un arma de doble filo.

La experiencia de muchas mujeres teletrabajadoras en tiempos de confinamiento nos ha permitido poner el foco sobre los inconvenientes que tiene el teletrabajo, y que afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres.

Uno de los mayores problemas de especial relevancia en tiempos de COVID, es la mezcla de espacios y la distinta distribución de mujeres y hombres en los espacios. La mezcla de espacios altera las dinámicas de trabajo y las dinámicas familiares, provocando que se solapen y que no finalicen nunca.

Mujeres y hombres se ven diferentemente afectados por la mezcla de espacios, pues ellos se encuentran más interferidos por el trabajo cuando se encuentran en familia y ellas más interferidas por la familia cuando realizan tareas laborales.

Otra de las grandes problemáticas exacerbadas en tiempos de COVID ha sido el alargamiento de las jornadas laborales al realizar teletrabajo, y la sensación de tener que estar disponible a todas horas. Diversos estudios apuntan a que estas problemáticas, en situación de normalidad, pueden ser consecuencia de un sentimiento de culpabilidad al no estar presentes en el lugar de trabajo.

¿ Teletrabajo = conciliación?

Diversos estudios feministas manifiestan también una profunda preocupación en la relación estrecha entre teletrabajo y conciliación. El teletrabajo mal gestionado puede significar una perpetuación de los roles de género tradicionales. El sistema no se adapta para colectivizar las tareas de cuidado, sino que la vida de las personas (mayormente mujeres) es la que debe adaptarse a una nueva manera de trabajar que sigue manteniendo las tareas de cuidado dentro de los hogares.

Desde distintos colectivos feministas se está pidiendo una regulación del teletrabajo que permita la conciliación, y que la conciliación esté en el centro del debate político. Desde el colectivo Malas Madres apuntan que la situación de confinamiento está llevando a muchas madres a renunciar a su trabajo, hecho que contribuye directamente a la perpetuación de los roles de género.

La regulación del teletrabajo

Ante todas estas problemáticas, sumadas a otras relacionadas con la salud laboral y los derechos de las personas trabajadoras, el gobierno ha ultimado regular por ley el teletrabajo, para ello ha iniciado una consulta pública. Faltará ver si la conciliación de los tiempos de vida es una prioridad en la nueva ley del teletrabajo.

La clave para una real integración de la mujer en el mercado laboral sin discriminaciones es el fomento de la corresponsabilidad, los cuidados tienen que dejar de ser una cuestión de mujeres.

En este sentido, las organizaciones juegan un papel muy importante en el fomento de la igualdad y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Es importante disponer de estrategias que permitan acabar con la desigualdad laboral, como por ejemplo mediante la definición e implementación de un plan de igualdad. Desde Ingeniería Social estamos a vuestra disposición para ayudaros a avanzar en estos retos y, conjuntamente, construir organizaciones más justas e igualitarias.

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