
¿Puede la crisis generada por el COVID-19 ayudarnos a conseguir la Igualdad de género?
Los pasos que siguen a la fase de desescalada nos deben conducir a la “nueva normalidad”, esta no puede existir sin aceptar y tratar todos los fallos de nuestro sistema que se han visibilizado con la crisis, fallos a nivel social, económico, político o sanitario.
Arrojar luz sobre las grietas del sistema aplicando la perspectiva de género nos permitirá visibilizar los fallos del sistema que afectan de manera significativa a las mujeres, dando visibilidad a su situación en un sistema que no fue construido para ellas, y que debe empezar a transformarse para ofrecer igualdad de oportunidades.
Es necesario poner el foco en todos los ámbitos de la vida para empezar a transformar y adaptar la “nueva realidad”:
1. La conciliación de los tiempos de vida, los cuidados y el hogar
La situación de confinamiento, la expansión masiva del teletrabajo y el cierre de los centros escolares han establecido los hogares como los centros de la vida, aumentando exponencialmente los trabajos domésticos y de cuidados que requieren las familias.
Esta nueva situación, observándola desde la perspectiva de género, nos puede servir a nivel social para poner el foco sobre el papel principal que las mujeres siguen teniendo hoy en día en las tareas domésticas y de cuidado, visibilizando el valor social que tienen estos trabajos en la sostenibilidad de la vida de las personas.
Esta visibilización puede ayudar a cambiar los imaginarios, favoreciendo una distribución más equitativa del trabajo doméstico y de cuidados y abriendo las puertas a cambiar los roles de género, aceptando, por ejemplo, una figura paterna como amo de casa. Un estudio de ESADE centrado en el impacto de la COVID-19 en la desigualdad de género en España apunta a algunos cambios importantes, por ejemplo, en un 13% de los hogares españoles con niños pequeños los padres se han convertido en los principales proveedores de cuidados.
Cómo sociedad no podemos perder la oportunidad de cambiar la manera en cómo gestionamos el cuidado de la vida, aprovechando la “nueva normalidad” para generar un cambio real en los hogares y fomentando la corresponsabilidad. El precio de no hacerlo puede ser muy alto, pues ya hay muchas mujeres que han renunciado a su trabajo en tiempo de confinamiento para poder hacer frente a todas las nuevas tareas que se han sumado a la gestión del hogar y al cuidado de los suyos. En ese sentido es vital que las instituciones realicen una buena gestión de la vuelta a la actividad para asegurar que las necesidades de conciliación no repercuten de manera directa en la situación laboral de las mujeres.
2. La mujer en el mercado laboral
Las mujeres son el 70% del personal sanitario de todo el mundo y son también la mayoría de las empleadas en el sector de la alimentación y en todos aquellos servicios complementarios de limpieza que permiten que los centros sigan funcionando, de esta manera son muchas las mujeres que han visto incrementada su actividad laboral al pertenecer a los servicios esenciales que se requerían para hacer frente a la emergencia sanitaria, estando en primera línea y exponiéndose al contagio de manera masiva.
Estos sectores altamente feminizados han sido tradicionalmente menos valorados a nivel social, repercutiendo en las condiciones laborales de las personas que trabajan en ellos. La gestión de la crisis nos ha mostrado su importancia vital a la hora de afrontar una emergencia sanitaria de gran magnitud, y en definitiva para la sostenibilidad de la vida de las personas. Sin las mujeres de estos sectores de actividad no hubiésemos podido afrontar la crisis.
Por otro lado, no podemos olvidar que las mujeres son también una parte muy importante de las empleadas en los sectores más afectados por la parada de la economía: el turismo, el comercio y la hostelería, sectores caracterizados por una importante precariedad laboral con una mayor incidencia en las mujeres debido a las dificultades de conciliación que experimentan.
Es imprescindible que la nueva normalidad siga visibilizando y considerando el rol indispensable que tienen las mujeres en el funcionamiento de nuestros servicios esenciales, empezando por mejorar sus condiciones laborales. La nueva normalidad debe afrontar también la necesidad de crear medidas y políticas de conciliación que sean realmente útiles, y que fomenten la corresponsabilidad entre toda la sociedad, para evitar que las tareas de cuidado y las tareas domésticas contribuyan de manera directa a empeorar la precariedad laboral de las mujeres.
3. Políticas públicas con perspectiva de género
La actual crisis sanitaria, económica y social no ha hecho más que incidir en los problemas ya existentes, pero a su vez ha ofrecido la posibilidad de visibilizar todas estas problemáticas que inciden de manera directa sobre las vidas de las mujeres. Los problemas de precariedad laboral y de conciliación de los tiempos de vida inciden de manera directa en la brecha salarial española, la de 2017 asciende al 21,9% según datos del INE, afectando de esta manera a las percepciones salariales presentes y futuras de las mujeres.
La responsibilidad es de todos. Las empresas deben desarrollar planes para reducir la brecha salarial y en las administraciones públicas, entre sus responsabilidades podemos apuntar:
Dar ejemplo
Es importante que las administraciones publicas sean ejemplo de la gestión con perspectiva de género, integrándola de manera transversal en todos los procesos de diseño de medidas y de toma de decisiones que se lleven a cabo. La administración publica debe empezar a crear presupuestos públicos con perspectiva de género, para identificar sesgos en el gasto público, así como asegurar que se cumplen los criterios de paridad y de transparencia en las retribuciones de todas las personas trabajadoras, que permitan reducir la brecha salarial.
Articular mecanismos y herramientas
La administración pública tiene la responsabilidad de articular mecanismos y herramientas que nos ayuden a superar la actual situación de crisis, y de hacerlo considerando las necesidades especificas de las mujeres. Necesitamos de manera urgente una revisión de las herramientas existentes para hacer que sean más efectivas y sobre las cuales se ejerza un mayor control y que se puedan fiscalizar sus resultados. Necesitamos también inversiones que fomenten una sensibilización importante de la población, la información es vital para poder empezar a cambiar los imaginarios y ayudarnos a dejar atrás los tradicionales estereotipos y roles de género.
¿Y ahora qué? ¿Cómo definimos estrategias para abordar estos problemas?
La crisis generada por el COVID 19 nos ha permitido sacar a la luz y visibilizar las problemáticas que han afectado a las mujeres en todos los ámbitos de su vida, de esta manera es indispensable que la nueva normalidad considere y defina estrategias que nos permitan abordar las principales problemáticas del empleo femenino, así como empezar a articular nuevos imaginarios en los que hombres y mujeres asuman de forma corresponsable las tareas necesarias para mantener la sostenibilidad de la vida.
Desde Ingeniería Social creemos firmemente en la necesidad de luchar por la igualdad en todos los ámbitos sociales y económicos y, por ello, ofrecemos servicios de igualdad y diversidad para las organizaciones y administración pública: planes de igualdad, planes para reducir la brecha salarial, planes de conciliación laboral, cálculo de valor igualitario integrado, revisión del diagnóstico retributivo, formación y sensibilización de las plantillas, etc.
La igualdad es fundamental para conseguir una sociedad más justa. Así que si tu organización comparte estos valores, contáctanos y juntos impulsaremos la construcción de una sociedad más igualitaria!